Reflexionando sobre las sociedades protectoras de animales
Cuando hice mi tesis de licenciatura usé como base el libro “Repensando los zoológicos de la Argentina”, de Fidel Baschetto. En ese libro, el autor propone varias estrategias para que los zoológicos argentinos pasen de ofrecer tristes espectáculos de animales cautivos, a ser instituciones que participan en la conservación de la fauna, a través de cuatro pilares fundamentales: educación, recreación, investigación y conservación.
De forma similar, se pueden repensar las protectoras de animales para eliminar, o al menos, reducir notablemente, la necesidad de eutanasia o encierro permanente de los animales que no pueden ser adoptados. Esta labor no es exclusiva de las protectoras y todos quienes tenemos algo que ver con los animales deberíamos colaborar.
Mi propuesta para repensar las protectoras de animales, sin duda influenciada por el libro de Baschetto, se basa en cuatro pilares: rescate de animales, investigación, legislación y educación.
RESCATE DE ANIMALES
Algo que tenemos que aceptar es que el maltrato y el abandono de animales desgraciadamente no van a terminar nunca, y por eso siempre va a ser necesario rescatar animales. Esta labor ya la cumplen todas las sociedades protectoras de animales, pero es importante que se adquiera conciencia de que el rescate de animales sólo es un paliativo del problema, no una solución.
Debe ser, y es, uno de los pilares de las sociedades protectoras de animales porque es una actividad urgente que no puede ser ignorada. No se puede pasar por alto el sufrimiento de los animales bajo el falso justificativo de que el rescate sólo soluciona los síntomas.
Sin embargo, la creciente sobrepoblación de animales domésticos que son abandonados asegura que el rescate de animales tenga un futuro poco prometedor. Ya es imposible darles un hogar a todos los animales rescatados y por eso se tiene que recurrir a la eutanasia o al encierro permanente. Es de esperar que la situación empeore en el futuro si las protectoras se concentran solamente en el rescate de animales.
Además, si el rescate de un animal no conduce a que éste tenga mejores condiciones de vida, no se puede hablar de rescate. Un animal muerto o encerrado de por vida no es un animal recatado.
INVESTIGACIÓN
La investigación sobre animales domésticos ha estado restringida casi exclusivamente a temas de salud, nutrición y genética. Sólo en los últimos años se ha dado algo más de importancia a la ecología, evolución y comportamiento.
Actualmente se está dando cada vez más importancia a ese tipo de investigación y profesionales de distintas disciplinas están permitiéndonos conocer más sobre perros, gatos y otros animales que son mascotas comunes. Al tener muchos animales cautivos, las sociedades protectoras pueden ofrecer las condiciones para que se conozca más sobre el comportamiento y la ecología de estos animales.
Con esto no me refiero a llevar a cabo experimentos en que se maltraten a los animales, sino estudios que permitan conocer más de ellos para poder relacionarnos mejor entre las diferentes especies.
Muy pocas protectoras de animales han tomado en cuenta esta posibilidad, pero algunas si lo han hecho. Es particularmente notable la cantidad y calidad de los estudios sobre etología canina que ha llevado a cabo la polémica Sue Sternberg, experta en comportamiento canino y directora de una protectora de animales que defiende la eutanasia.
Gracias a esos estudios, Sternberg ha creado la “Assess-a-hand”, una herramienta para evaluar el temperamento de perros potencialmente adoptables, y ha desarrollado múltiples libros y videos que tienen que ver con adiestramiento canino, etología del perro, evaluación del temperamento de perros y aspectos de interés sobre diferentes razas de perros.
LEGISLACIÓN
Una de las actividades más importantes que debería realizar toda protectora de animales es la participación activa en la elaboración y promulgación de leyes sobre tenencia y uso de animales.
Algunas protectoras se han involucrado en este tema y han logrado crear y hacer aprobar normas legales que reducen el maltrato animal. Por ejemplo, muchas han logrado la prohibición de circos con animales en sus ciudades o municipios. Ojalá que pronto ocurra lo mismo con respecto a las corridas de toros y otras “expresiones culturales” igual de bárbaras.
Para que las protectoras de animales puedan tener un fuerte impacto en las legislaciones de los diferentes países del mundo, deben contar en su personal con abogados que se hagan cargo de estas cosas. El activismo puede generar muchos sentimientos, pero no crea leyes ni las hace aprobar. Mientras las sociedades protectoras de animales no cuenten con profesionales de las leyes, no podrán ser agentes activos en la creación y modificación de normas legales en beneficio de los animales.
Como las leyes afectan directamente a la población en general, las leyes que favorecen el trato humanitario de los animales pueden prevenir muchos más daños que el rescate de animales maltratados y abandonados. Por supuesto, esas leyes deben ser aplicables. No se puede pretender que los derechos de los animales no humanos estén por encima de los derechos animales humanos, porque en ese caso no se aprobará ningún proyecto de ley propuesto.
Pienso que en este tema también deberían participar otras organizaciones que tienen que ver con la tenencia y uso de animales, tales como las sociedades de cría (kennel club, sociedades caninas, etc.)
EDUCACIÓN
Este es el pilar más importante de todos. Si la sociedad humana recibiera la educación suficiente y adecuada, no existirían tantos problemas de maltrato a los animales. Y los problemas existentes quizás podrían manejarse con cierta facilidad.
En este aspecto, es importante que las sociedades protectoras de animales elaboren programas educativos e informativos para promover el trato respetuoso y responsable de los animales. Estos programas deben ser estructurados para incorporarse tanto en la educación formal como en la educación informal.
Muchas protectoras de animales llevan a cabo actividades educativas, pero pocas tienen programas estructurados que puedan ser incorporados en la educación formal e informal. De hecho, la mayoría de las actividades que llevan a cabo son esporádicas y no tienen continuidad.
Estoy seguro que cuando la educación sea considerada la función principal de las sociedades protectoras de animales, y pueda ser incorporada en la educación formal desde los niveles básicos, el respeto hacia los animales no sólo formará parte de nuestra cultura, sino de nuestros hábitos cotidianos.
En otro artículo puedes ver una propuesta de lineamientos para fomentar la educación para el bienestar animal. Mientras tanto, espero que este artículo ayude a reflexionar, no tanto sobre la situación actual de las protectoras de animales, sino sobre sus capacidades potenciales para cambiar la relación entre los animales humanos y no humanos.
Estoy seguro que este artículo ha molestado a más de una persona que apoya ciegamente a alguna sociedad protectora de animales, pero también estoy convencido que las cosas deben llamarse por su nombre. Y matar o encerrar de por vida no es proteger.
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